No hay placer pequeño más satisfactorio que una ducha caliente. Por eso, quizás por esa sensación de calma que te queda mientras te frotas con una toalla seca, le da un arrebato de optimismo y decide, con un par, estrenar el regalo. Venga a la de una a la de dos a la de tres arriba..¡pero abre los ojos mujer!
_¡¡¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhhh!!!Bajateeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee_
Baja de un salto, con los ojos como platos y un amago de taquicardia. Mira a su alrededor haciendo el gesto instintivo de taparse. Nadie. Mira hacia la báscula y adelanta un pie…
_Ni se te ocurra, foca. ¿Pero que quieres? ¿Qué muera por aplastamiento?_
_¿Hablas?_
_Pues claro que hablo. Lo que me faltaba. Una propietaria sorda además de…¿o lo tuyo es tontería pura y dura?_
_Oye maja…_
_Menos sarcasmo, de maja nada..a mi llámame Kero_
_¿Vero?¿Encima te llamas Vero?_
_Kerooooooooooooo. Mira, yo he sido diseñada y programada para mujeres como mandan los cánones. O sea que hasta que no `pierdas por los menos veinticinco quilos si se te ocurra poner encima mio ni un dedo pulgar del pie derecho ¿Estamos o te tengo que hacer un croquis?_
_O sea que encima que hablas, eres más chula que un ocho. Uff lo que me faltaba. _
_Mira reinona: en el fondo mi software lo que hace es motivarte. Porque, plantéatelo de esta manera. ¿A que nunca has tenido un trabajo de cara al público? ¿Por qué tus relaciones son de todo menos estables? ¿Por qué tus amigas te invitan a todas partes excepto a bailar por la noche? _
_ Mira Kero: conversación acabada. Ponte en stand by y…por favor..¡¡estoy razonando en voz alta con una báscula de baño!!_
Pero por la tarde, mientras hacía como que estudiaba, meditó. Tenía razón Kero. Un poco de vida sana no le haría ningún mal. Quizás así le sería más fácil hasta encontrar trabajo. Aún recordaba el comentario de su amiga, la charcutera del mercado, sobre su nueva empleada. Si, esa que era muy muy trabajadora “y eso que está gorda eh".
Así que sin demora se puso al día siguiente. Un poco de dieta. Una hora caminando cada día. Empezó a notar en la ropa que la cosa iba bien. A la semana clavada volvió a subirse con energía a la báscula:
_Tiene usted el peso ideal…..para un portaaviones jajajajajajajajajajajajaja. Anda baja vacaburra, que me vas a provocar una hernia en el circuito impreso._
_Uff que asco de cacharro…_
_¿Pero que te has pensado, pringadilla? ¿Qué tener lo que quieres como lo quieres cuesta eso, una semanita haciendo el tonto?No tienes ni idea de lo que es tener voluntad, ganas de hacer las cosas. Eres una fofa de cuerpo y de mente. Si anda si…llora, dame la razón. Pringá…no tienes cojones de llevar nada a término…_
_Encima lenguaje machista….¡qué asco das! _
Reprimió las tentaciones de comerse una tableta de chocolate blanco. Se pensaba la báscula esa que iba a hundirla. Ni de broma. Se apuntó a un gimnasio. Iba dos horas cada día. Al principio las barbies cuchicheaban entre ellas, sin respetar su falta de aliento ni su sudor. Pero poco a poco le iban apoyando en sus clases de ejercicios aeróbicos, o cuando iba aumentando las tandas de rutina de musculación. Notaba sus sonrisas y su aceptación. En la máquina de las barritas energéticas, las sustitutivas de comidas y los refrescos con carnitina empezó a hacer amistades entrañables.Y mientras Kero estuvo unos meses abandonada, cogiendo polvo.
Se dio cuenta de lo que pasaba cuando se oyó a si misma indignada con la monitora porque le había prohibido pesarse antes y después de su rutina. Cayó en la cuenta con la cabeza en la taza del váter, esa postura que se había vuelto rutinaria en los últimos dos meses…
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Aún seguía mirando a su alrededor con extrañeza. Y eso que llevaba allí tres meses. La habían duchado y vestido antes de la visita a aquel hombre que no paraba de preguntarle por qué había roto con tanta saña a martillazos su báscula. Todo el mundo estaba allí taaaaaaaaaaaann delgado. Menos ella. Se empeñaban en decirle que no, que tenía un problema grave. Pero ella lo sabía. Porque cada vez que iba a tumbarse escuchaba a la silla de su cuarto decirle:
_”¿No irás a poner tu peazo de culo de panera encima de mí, verdad?”_
Midaregami
Hola gente maja: cuelgo esto que hace tiempo estaba preparando pero no sabía bien bien como acabar. Espero´correcciones las que haga falta por favor. Silvia
ResponderEliminarLo encuentro logradísimo, genial. Sólo(y es cuestión de gustos) no me gusta el exceso de lenguaje grosero, pero comprendo que "lo pide el guión". El final, inesperado y redondo...¡¡quisiera saber dar esos finales, querida Silvia!!
ResponderEliminarGracias Pilar. A mí el final también se me resistía un poquito. Lo empecé antes de la última clase antes de Navidad, imagina, y no sabía como cortar para que no fuese excesivamente largo. Si, el lenguaje grosero lo pide el guión. Mi Kero tenía que ser como un sargento de marines para representar lo que tenía que representar. Gracias otra vez.
ResponderEliminarCuando lo vuelvo a pensar, no puedo dejar de exclamar interiormente: "¡qué bien logrado está, caramba!.
ResponderEliminar¡Artista!, me refiero al lenguaje grosero de la protagonista, no el de la báscula.
¡Venga, deléitanos con más cosas!
¡Silvia!
ResponderEliminarDe verdad que envidio a todo este grupo de gente que se maneja tan bien con el humor y la ironía. Para mí es casi imposible, por eso cuando he leído tu escrito no he podido más que aplaudirte (aún estando solo en la habitación, que cualquiera que me vea...).
Como dice Pilar, ¡sigue publicando escritos!