martes, 22 de febrero de 2011

ESCRITOS DE MARIA JOSE

Saludos queridos y queridas escritoras,
María José, que no hay manera de que entre al Blog, me ha enviado dos escritos, que subo en este post. Leed y comentad...más que nada porque ¡es satisfactorio que nos lean!

El miedo


Despreciado miedo, cuanto tiempo llevamos juntos,
pero quisiera despedirme de ti,
hemos vivido muchas experiencias negativas
de las que me haces arrepentir.
Siempre me estás acechando,
recordándome a cada momento que estas ahí,
y es que no me dejas vivir.

Cuando te presentas me cortas la respiración,
se me dilatan las pupilas para estar
atenta a lo que sucede a mi alrededor,
mi cuerpo tiembla como el zumbido de un tambor,
me dejas sin saliva, me palpita fuertemente el corazón,
y hasta mi cuerpo se llena de sudor.
Es la típica sensación que la comparo con el horror.

Sé que te gusta poseerme y hacerme sufrir,
pero por favor déjame vivir.
Haces que te odie aunque formes parte de mí,
por más que lo intente no consigo adaptarme a ti,
pues siento que yo nunca puedo decidir.

Fortaleza mía, donde estás?
Por qué me dejaste? Ojala pudieras estar,
te necesito más que nunca pues
del miedo me quiero separar.
Ya son muchos años sin ti pero nunca
es tarde para volver a empezar.

Necesito una nueva vida que me
permita vivir en libertad,
quiero conocer mundo,
vivir en armonía y en paz.
Quiero conseguir mis retos
sin el miedo dictador que
me anula y me despoja sin compasión.

M.J.




La estación de la esperanza


Compañero de viaje, como te echo de menos, te dejé abandonado en aquella estación, te quedaste llorando, triste y solo y no sabes como me arrepiento, nunca quise hacerte daño y menos a ti, tú no te lo merecías, pero la vida me puso en una encrucijada que me dejó sin alternativa, me dejó sin fuerzas, sin aliento, con la pena enganchada en el alma y con una espina clavada que todavía no me he podido arrancar. Han pasado los días, las semanas, los meses e incluso los años y sigo con ella en vez de contigo.
En aquella estación dejé cosas muy valiosas, cosas que no puedo comprar, allí se quedó tu aroma, tu consuelo, tu protección, tu cariño, tus palabras llenas de amor y tus besos que para mi eran gotas de placer.
Desde entonces ya nada es igual, voy sin rumbo por la vida, como si me faltara algo y es que me faltas tú.
Me encantaría retroceder en el tiempo para seguir siendo compañeros de viaje, ir juntos en el mismo carro, agarrados de la mano, sintiendo lo que tú y yo sentíamos, un amor que parecía que iba a ser eterno.
Ahora solo me queda esperar a que venga el tren para que me lleve contigo a la estación, a la que yo llamo la estación de la esperanza.

M.J.

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