martes, 4 de octubre de 2011

1er CONCURS DE MICRORELATS "LA MICROBIBLIOTECA"

Hola a tothom,


Des de la biblioteca us fem saber que la Biblioteca de Barberà del Vallès Esteve Paluzie organitza el seu primer concurs de microrelats "La microbiblioteca" que es celebrarà d'octubre a maig.

Les convocatòries per a participar seran mensuals i els finalistes de cada mes i categoria (català, castellà i local) passaran a la final absoluta. El veredicte final es donarà a conèixer el 28 de juny de 2012 i la publicació del recull de microrelats i entrega de premis es realitzaran el setembre del mateix any.


Els microrelats han de ser inèdits i tenir un màxim de 1200 caràcters (amb el títol i espais inclosos) i s’ha de dirigir a lamicrobiblioteca@gmail.com.


Podeu trobar les bases completes a www.lamicrobiblioteca.com o a la pròpia Biblioteca.


Esperem que sigui del vostre interès!


Biblioteca de Ripollet

miércoles, 7 de septiembre de 2011

REMANSO DE PAZ





No era la primera vez que el sonido del timbre del teléfono le sobresaltaba a media noche (¡gajes del oficio!-pensó-), pero sí que era de los días en que interrumpía uno de sus sueños más bellos…
-¿Carlos Gracia?- preguntó solemne una voz masculina al otro lado del cable y, tras recibir una respuesta afirmativa continuó:
-Soy el abogado de su padre y me temo que tengo que darle malas noticias: hoy mientras desempeñaba sus tareas cotidianas, él ha tenido un accidente cerebral en “la ciudad de los muchachos”. El médico de allí le acompañó en ambulancia al hospital con gran urgencia, pero aún así, al llegar entró en coma y así permanece. Su padre me hizo depositario de sus últimas voluntades entre las que constaba su deseo expreso de que le hiciera entrega de una carta en caso de que al él le sucediera algo grave. ¿Qué le parece si me acerco a su casa mientras usted se viste y la podrá leer de camino al hospital?

Estuvieron de acuerdo en ello y Carlos se apresuró a arreglarse. Paradójicamente, una dulce serenidad parecía envolver todo su ser llegando en ocasiones a convertirse en una oleada de gozo. Quizá eran ecos del bello sueño que aún flotaba en su mente, ése en el que su madre (la jovencísima y bella mujer de la foto ajada que su padre le dio de pequeño y que siempre guardaba en la cartera) parecía tan real…

Ya comenzaba a clarear el día cuando el circunspecto abogado se presentó, le hizo entrega de la carta y le invitó a entrar en su coche:
-Yo mismo le acompañaré si lo desea-
-Gracias-dijo Carlos abriendo cuidadosamente el sobre y colocándose las gafas.
Tenían dos horas de camino por delante, tiempo suficiente para leer despacio esos diez folios escritos con la pulcra y estilizada letra acostumbrada, de ese hombre que le recogió de la calle cuando aún era un bebé y le crió como a un hijo, junto a otros chicos, en “la ciudad de los muchachos”. Pero él siempre se había sentido especial…

“Querido hijo:
No quiero que te angusties en exceso cuando leas esta carta (ya que si la has recibido es que un suceso desagradable ha tenido lugar)…”

-Perdone una pregunta- interrumpió el abogado- ¿qué es eso de “la ciudad de los muchachos”?
-La “ciudad de los muchachos” es… ¡mi hogar!-respondió Carlos con la mirada absorta y, como despertando, añadió: -perdón, se trata de un hogar para niños y niñas carentes de él, en él se les da el amor y la formación necesarios para forjarse un porvenir. Lo fundó el Padre Edward J.Flanagan en 1917 en Omaha. Él tenía la convicción de que no hay chicos malos. Sólo hay un mal ambiente, mala formación, mal ejemplo, un mal pensamiento. Luego la trasladó a una granja, con más terreno, y tiene varios servicios… como una aldea…ya lo verá.

Ambos quedaron en silencio y Carlos volvió a fijar los ojos en la carta.

La letra manuscrita de su padre le hacía evocar los bellísimos momentos en que él le había enseñado a escribir, a montar en bici, a arreglar una silla rota…Siempre tenía para todos los chicos una comprensión y una paciencia que resultaba reconfortante. Solía hablar sólo de tres temas fundamentales en su vida: Dios, los chicos y sus cosas, y el trabajo bien hecho; muy poco de sí mismo. Sin embargo sí que había podido adivinar alguna lágrima rodar sobre su mejilla cuando recordaba a su querida Beatriz, la amada y joven esposa que falleció trágicamente atropellada por un conductor que luego resultó estar bajo los efectos de estupefacientes.
“Pero no te angusties demasiado…”- le había dicho entonces al verse descubierto en el llanto- “…las penas se van con el amor y con el tiempo”. -Era un consejo que le repetía a menudo-.

Siguió leyendo la carta. En ella expresaba su gran amor hacia él y lo felices que habían sido esos años con todos ellos en la ciudad de los muchachos.

“…Sin embargo, nunca me atreví a revelarte algunas cosas de mi vida que siempre temí que no me perdonaras, no tanto porque tu corazón no sea generoso, sino como por la gravedad de mis fechorías. Hoy no puedo dejar de abrirte mi alma, esta vez de par en par…”.

Carlos recordó cómo, cuando él era aún pequeño, su padre se casó con Helena, una dulce educadora de niños conflictivos con la que hacía años que compartían trabajo y ocio, dedicación a los chicos. Ella fue como una madre para ellos, dándoles cariño y comprensión, enseñándoles las tareas de la casa…También con alguna reprimenda que otra para educarlos como hombres de bien. Sabían que siempre podían contar con su amor. Todos juntos iban al pequeño embalse del río Platte. Él siempre fue especialmente miedoso con el agua y su padre le gritaba desde dentro: “tírate sin miedo hijo, sin pensar, cierra los ojos y abre bien los brazos…yo estoy aquí para sostenerte…” y Helena le sonreía dulcemente, lo que le infundía mucho ánimo. Gracias a ellos llegó a ser campeón juvenil de natación en dos ocasiones.

Siguió leyendo y su padre le confiaba en la misiva cuánto había sufrido al morir su primera esposa y que ese sufrimiento lo transmitió injustamente a su hijo común. El hijo de Beatriz y su padre (Carlos no lo ignoraba), había muerto muy joven, pero nunca supo de qué. Ahora sí:

“…Un día recibí una llamada telefónica que me comunicaba una terrible noticia: mi hijo había sido encontrado muerto en un callejón. En el hospital, confirmé lo que aún tenía esperanzas de que fuera un error: mi querido muchacho yacía pálido e inerte frente a mí. Tras unas horas, la autopsia reveló que la causa de la muerte había sido una sobredosis de cocaína. No quise creerlo y me peleé con todos. Y es que entonces no tenía ni la más mínima sospecha de que él hubiera sido adicto a las drogas. El mundo se derrumbó a mis pies y, sin las dos personas que más amaba, caí en una especie de abismo interior. Me encerré en casa sin comer ni dormir apenas, durante tres interminables días. En ellos, lo único que me hizo conservar algo de unidad interna, fue una oleada inmensa de odio y deseo de venganza hacia los que habían suministrado la dosis fatal a mi hijo. Aquellos que, según mi parecer, eran sus asesinos, no eran sino un espejo de los asesinos de mi mujer Beatriz. La resolución de encontrarlos y vengarme fue lo único capaz de mantenerme en pie y darme fuerzas en mi dolor…para convertirlo en desatada locura….”

-¡Dios mío!- suspiró Carlos conmovido por lo que comprendía había sido un sufrimiento tremendo para su padre.
El abogado dirigió una discreta mirada a su acompañante y volvió en seguida los ojos a la carretera.

La narración que seguía en la carta iba hiriendo como goterones de plomo el corazón de su emocionado lector. Su padre explicaba cómo, tras una minuciosa investigación efectuada personalmente, recibió el “sopló” de quién era el “camello” tan odiado y, al encontrar su piso, sin pensarlo dos veces, echó abajo la puerta y le asestó un disparo mortal con el arma que acababa de comprar en uno de los peores barrios.

“Sólo entonces me detuve un momento y fue para ver horrorizado que acababa de asesinar a una joven de ojos azules y cabello dorado como el trigo, apenas una niña, una víctima más, en fin, del tráfico cruel, de la muerte inyectada dosis a dosis. E, inmediatamente, en el cuartucho de al lado, oí el llanto desconsolado de un bebé, recriminándome como un dedo acusador… Apenas recuerdo nada más, la policía, mi llanto, mis manos manchadas de sangre…, ese bebé eras tú, ¡mi propio nieto!....”

El papel estaba arrugado por lo que, se adivinaba, habían sido lágrimas vertidas a raudales por su autor. Carlos se sintió desvanecer, posó sus ojos en el inmenso paisaje de la Nebraska rural que tanto conocía, con las segadoras y sus balas de paja apostadas en montones, la tarea de gentes curtidas por el duro trabajo y la tierra impetuosa. La confusión y el dolor le hicieron caer en un leve sopor, uno de esos recursos de la mente para sobreponerse al sufrimiento extremo.

Cuando despertó pasaban ya cerca de “la ciudad de los muchachos” y faltaba muy poco para el hospital. El tiempo suficiente para leer cómo su padre no fue juzgado sino que hubo un acuerdo en conmutarle la pena por unos años de internamiento en un centro psiquiátrico en régimen cerrado. Cómo allí fueron a visitarlo muy a menudo aquellos dos jóvenes esposos que habían criado a su nieto en calidad de padres de acogida, mientras se decidía su custodia definitiva. Ellos le hablaron de Dios, de “la ciudad de los muchachos” y le invitaron a abrir su corazón al perdón y el amor. Él ya casi había dado todos esos pasos al ver los inocentes ojos de la novia de su hijo mientras la vida le abandonaba, víctima de su disparo. Pero ahora una inmensa paz comenzó a invadir su ser y el odio se le tornó amor. Quería enmendar sus malas acciones y dar su vida por aquel niñito y los otros muchachos de la ciudad del P.Flanagan.

La carta seguía: “…aquella pareja de ángeles se hizo cargo de mí, al serme concedido el régimen de libertad condicional si me afincaba en la ciudad con ellos y, al cabo del tiempo obtuve tu custodia. Por no hacerte sufrir te traté como a uno más y no quise explicarte lo que había sucedido con tus padres. Por no hacerte sufrir, sí, y por miedo a que no me perdonaras. Ése es mi único deseo además de que tú, Helena y los demás seáis siempre muy felices. Adiós, hijo, te amo. Cuenta siempre conmigo.”

Esa última frase se la había repetido en numerosas ocasiones a lo largo de la vida, especialmente en los pasos difíciles y muy especialmente después de alguna travesura o mal comportamiento suyo: “quédate en paz y no lo hagas más, cuenta siempre conmigo”-le decía.

El automóvil se detuvo y sus dos ocupantes bajaron. Carlos, tras preguntar el número de la habitación de su padre, pidió disculpas al abogado: -“Vaya usted, por delante, si no le importa necesito estar un rato sólo”, y se dirigió a las colinas cercanas.

Comenzó a caminar pausadamente, pero en seguida necesitó acelerar el paso. Llegando a correr y correr con todas sus fuerzas hasta detenerse extenuado. Se desabrochó instintivamente el cuello de la camisa, le faltaba el aliento no tanto por la carrera, ya que se hallaba en buena forma, como por la angustia. Su interior parecía la abrupta confluencia de varios rápidos de direcciones diferentes que forman un remolino violento de espuma y lodo. Esos alegres arroyuelos que habían irradiado paz y gozo esa misma mañana, ahora le oprimían. Se decía interiormente en una lucha feroz: ¿Cómo podía perdonar todo eso? ¡Ah, su madre…tan joven, él no le dejó tiempo ni para una palabra de explicación antes de disparar! Y…¡que se lo hubiera ocultado todo durante tantos años! Pero… le había regalado una vida hermosa, su amor, toda su persona…y, al fin y al cabo ¿no necesitábamos todos que se nos perdonaran tantas cosas?. Rompió a llorar como nunca lo había hecho, con los sollozos de un niño que acabara de nacer y lágrimas a raudales brotaban de sus ojos mientras sus hombros se sacudían violentamente por la fuerza del llanto. Y sus últimos pensamientos turbados: ¿Cómo no voy (yo precisamente, configurado por siempre a imagen de la Misericordia) a perdonarle? Además, ¡lo amo tanto!.
El llanto se le volvió dulzura y calma, y las lágrimas de dolor y sufrimiento se confundían con las de paz y alegría. Experimentó una serenidad y un gozo como jamás los había sentido en toda su vida. No, no le había costado perdonarle, había sido solamente la fiebre de una herida antigua, más antigua que sus primeros pasos, que sangraba aún sin saber él que existía.
Reemprendió el camino de vuelta al hospital con paso ligero, aunque no tanto como su corazón y su alma. Volvió a abrochar su cuello y colocó bien el alzacuello. Ya anochecía cuando entraba en la habitación de su padre. Se puso la estola blanca con un suave gesto, se inclinó hacia él y le administró los Sacramentos. Recitó las últimas palabras (“Yo te absuelvo en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo…, ¡vete en paz!”) con especial identificación. Luego, acercándose al oído del amado enfermo en coma le dijo:
-Te quiero, papá, te quiero mucho, gracias por todo. Quédate en paz y cuenta siempre conmigo.

El padre abrió suavemente los ojos y sonrió. Había recuperado temporalmente la conciencia:
-Tengo miedo de atravesar ese umbral, hijo-susurró.
Carlos, tomándole la mano entre las suyas le dijo:
-Jesús está ahí para sostenerte, no temas nada, abre bien los brazos y cierra los ojos y lánzate sin pensar.

Helena acababa de regresar a la habitación después de descansar un poco. Saludó con cariño a Carlos y, luego, tras volver los ojos hacia su marido, exclamo señalándolo:
-¡Mirad!

El enfermo tenía los brazos muy abiertos y los ojos cerrados. De pronto los abrió y parecía que se aferraba a alguien invisible. Después expiró con una dulcísima sonrisa en sus labios y la paz, al fin la paz, en su corazón. Esa misma paz que había alcanzado a todos los presentes en esa habitación, y quizá también a los ausentes…
Pilar V.Padial

lunes, 5 de septiembre de 2011

PEDAZOS DE GUERRA

Alejandra. Gallero.

Septiembre 2011

PEDAZOS DE GUERRA.

"Cadenas de miradas nos atan a la tierra

Romped romped tantas cadenas"

Altazor. Vicente Huidobro.

Marika avanza lentamente por el camino pedregoso. El polvo que cubre su rostro ha formado una pátina tras la que se esconde su antigua belleza. No tiene edad, ni sueños, ni esperanzas. Todo ha quedado sepultado bajo los escombros de su aldea de Precaz.

Junto a ella, una veintena de seres harapientos caminan arrastrando los pies. La levedad de su peso apenas deja una huella sobre la tierra indiferente.

Por un momento Marika se detiene. Un objeto atrae su atención desde el suelo y, como si despertara de un letargo, alza con cuidado entre sus manos un pequeño zapato polvoriento. Lo mira, lo gira por uno y otro lado e introduce uno de sus dedos por el agujero que atraviesa la suela. Una cascada de imágenes se agolpan en su mente: sus hijos, su casa, la aldea. Una existencia pacífica interrumpida una mañana con un estruendo, al que se agregó un temblor de tierra y el derrumbe de todo lo que hasta entonces creía permanente.

Vio a sus niños tal como los viera aquella mañana en que sonreían frente a la humeante taza de leche y el pastel de fresas. Después, el humo que todo lo envuelve en una bruma irreal y las sirenas ululando inútilmente. Cuando sus ojos pudieron volver a ver en la trastocada escena, ya no estaba ni la leche, ni el pastel, ni los niños sonrientes. Sólo silencio y olor a muerte.

Desde entonces, sus manos y sus brazos fueron palas y picotas para cavar la tierra en busca del instante que antecedió al estruendo. Bajo los maderos retorcidos encontró los cuerpos de sus pequeños.

Luego, como una autómata siguió a la columna de vecinos que marchaban con los rostros contraídos y los ojos muertos, en busca de refugio en bosques y cerros. Huyen despavoridos de su propio miedo.

Marika suspira para aligerar el peso de los recuerdos que le oprimen el pecho En su mente una pregunta ronda sin dar tregua: "¿habrá alguien, en alguna parte del planeta que sienta el dolor que yo siento? ¿alguien podrá devolverme a mis hijos que se llevó la guerra? Mis hijos...la guerra...mis hijos...la gue..."

Mira hacia el cielo en busca de un dios sin encontrar respuesta

Otro largo suspiro escapa de sus labios resecos y Marika retorna a la marcha abrazada a un zapato polvoriento..

viernes, 24 de junio de 2011

El retorn de la màgia narrativa

Os copio un artículo del full dominical de Terrassa del 22 de mayo de 2011 que a mí me gustó.
La tirada de l’ésser humà de totes les latituds cap a la narració
prové del fet que hom està plenament convençut que les narracions,
millor que les aproximacions discursives o que les definicions
de la realitat amb el concurs dels conceptes, expressen
plàsticament i dramàticament la veritat, sovint tràgica i abrupta, de
l’existència humana.
No hi ha dubte que la narració, a causa de la seva proximitat amb
la saviesa, posseeix sempre una orientació pràctica que permet respondre aquelles
qüestions que es plantegen els éssers humans i que, per diverses raons, no poden
ser solucionades per mitjà de l’aplicació dels codis vigents i socialment sancionats.
La narració és una de les formes més impactants de comunicació i s’oposa frontalment
a la simple informació. La informació, sovint amb una velocitat immensa,
s’esgota a si mateixa en el mateix moment en què apareix com a nova, sensacional
i sorprenent. La narració, en canvi, mai no s’esgota en el seu proferir-se en un aquí i
ara concrets, sinó que manté intactes les seves forces espirituals acumulades i és
capaç de desplegar les seves potencialitats —positives o negatives— en contextos
nous. Walter Benjamin apuntava que la informació solia ser la comunicació industrialitzada
i comercialitzada, mentre que la narració, en si mateixa, podia ser considerada
com «la forma artesanal de la comunicació».
La narració tant pot ser un mitjà eficaç per donar consol i ajuda a persones que es troben
en situacions de la màxima precarietat i angoixa, com pot articular narratives amenaçadores
i desestabilitzadores de la salut física i mental dels individus i els grups humans.
Tot plegat no hauria de sorprendre gaire: la màgia de la paraula narrada és tan antiga
i eficaç com la mateixa humanitat.
Lluís Duch
(Religió i comunicació, Fragmenta Editorial)

viernes, 3 de junio de 2011

CONVOCATORIA PREMIO L'H CONFIDENCIAL 2012

CONVOCAT EL PREMI L’H CONFIDENCIAL 2012, PREMI INTERNACIONAL DE NOVEL·LA NEGRA

    Promogut per l’Ajuntament de L’Hospitalet i Roca Editorial

L’Ajuntament de L’Hospitalet i Roca Editorial acaben de fer públiques les bases que regiran el Premi L’H Confidencial 2012, premi internacional de novel·la negra, que arriba a la sisena edició.

Segons aquestes bases, poden presentar-se al Premi L’H Confidencial  escriptors i escriptores de qualsevol nacionalitat, procedència o lloc de residència, amb novel·les de gènere negre escrites en llengua catalana o espanyola, originals i inèdites, que no tinguin compromesos els drets ni hagin rebut anteriorment altres premis.

El termini d’admissió d’originals finalitza el 30 de setembre de 2011. El jurat el presidirà el regidor o la regidora de Cultura i l’integraran un representant de Roca Editorial, la cap de Biblioteques de L’Hospitalet, el director de la Biblioteca la Bòbila i dos lectors apassionats per la novel·la negra, seleccionats per la Biblioteca la Bòbila.

El premi –que pren el nom del fanzine del Club de Lectura de Novel·la Negra que edita la Biblioteca la Bòbila– consisteix en un import  de 12.000 euros, que es lliurarà a l’autor en concepte de remuneració per la cessió i l’explotació dels drets mundials de l’obra per part de Roca Editorial, serà publicada en la col·lecció Roca Criminal.

El jurat emetrà el seu veredicte durant el mes de gener de 2012, moment en què es farà públic el guanyador o la guanyadora. L’obra publicada es presentarà el 24 de març de 2012, en un acte públic que se celebrarà a la Biblioteca la Bòbila, amb la presencia de l’autor o autora.

Fins ara, les novel·les guanyadores del Premi L’H Confidencial han estat Las niñas perdidas, de Cristina Fallarás; Caminos cruzados, d’Erlantz Gamboa; El baile ha terminado, de Julián Ibáñez; Retrato de familia con muerta, de l’argentí Raúl Argemí; i Ley garrote, del mexicà Joaquín Guerrero Casasola. Aquesta darrera novel·la ha estat publicada a Alemanya i Itàlia, i properament ho serà al Regne Unit.

L’Ajuntament de L’Hospitalet aposta decididament per la literatura de gènere, amb la creació de la Biblioteca la Bòbila, pionera a Espanya en la formació i el manteniment d’un fons especial dedicat al gènere negre i policíac. Des de la seva inauguració el març de 1999, aquesta biblioteca es dedica a la difusió i promoció del gènere negre.


Gabinet de Premsa

Plaça de l’Ajuntament, 11, 2a
08901 L’Hospitalet de Llobregat
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miércoles, 11 de mayo de 2011

MISTERIO EN USSÉ



Año 1690, en el castillo de Ussé se rumorea que han desaparecido tres sirvientes y no se les ha vuelto a ver.
Clot es el hijo del jardinero, junto a su perro Tim, siempre están buscando nuevas aventuras. Él que es un niño curioso ha observado que cada vez crece más el número de gárgolas colocadas en las torres. ¿Por qué se necesitarán tantas?, se pregunta.
Tiene curiosidad, pero a la vez, miedo. ¿Qué les habrá pasado a los sirvientes?.
Una noche, mientras todos dormían, se fue con Tim a investigar. Le llamó la atención la vieja torre. Aquella que está cerrada con candado. Cogió la antorcha y subieron. Clot forzó el candado y entraron. Aunque Tim no estaba muy convencido de hacerlo, parecía asustado.
La vieja torre estaba llena de trastos viejos. Todo lo que no servía, lo arrinconaban allí. Tim comenzó a olisquear una gran mesa que había en la oscuridad. Clot se acercó y vió unos recipientes con hierbas diferentes, otros con insectos disecados y otros con líquidos de diferentes colores. No acertaba a saber por qué estaba todo aquello allí.
Tim comenzó a arañar unas figuras de piedra. Clot lo siguió y con la ayuda de una lupa estuvo observándolas. No eran figuras, eran gárgolas de piedra. Parecían tener expresión humana. Acercó la lupa a los ojos y se retiró rápidamente asustado. Clot descubrió un  misterioso brillo. Tim también se puso nervioso.
Al momento apareció un humo intenso, dejando entrever una figura humana. Era el mago Tristan. Con túnica larga y oscura, daba una sensación terrible. Se presentó al niño como el gran mago del  reino de Ussé. Allá por el siglo XI, cuando se creó la primera fortaleza. Este explicó que cuando fueron atacados y casi derrotados, hizo un pacto con el demonio. Este le ofreció la inmortalidad, a cambio de que cada cincuenta años sacrificara tres personas, convirtiéndolas en gárgolas. Así el terrible ser podría darles vida para servirle.

-¿Y esas gárgolas son los sirvientes desaparecidos?-, preguntó el niño.
-Si claro-, contestó el mago.
Aunque  estoy cansado de ser un instrumento, un títere del demonio.
-¿Hay alguna manera de romper el pacto?-, volvió a preguntar Clot.

Si era posible, pero debía morir Tristan. A lo que estaba dispuesto y decidido.
Para ello pidió al niño que formulara un conjuro y convertirlo en gárgola. Seguidamente le debía arrojar por la ventana.
Así lo hizo Clot, partiéndose en mil pedazos al estrellarse contra el suelo. De esta manera las gárgolas fueron liberadas de su tortura, despertándose y cobrando vida de nuevo.
Otra vez Clot y su amigo se habían envuelto en una aventura con final feliz.

miércoles, 4 de mayo de 2011

NUDOS


Allá estaban las tres. En esa habitación en penumbra donde sólo se intuía el aire fresco que circulaba desde el patio hasta el corral. Padre y el resto de los hombres habían ido al casino a hacer el café del mediodía y los licores. Cuestión de costumbres. Ellas no habían caído en prever que sólo los hombres se acercarían a la casa de la moribunda si ponían a disposición anís, café y otras cosas de alcohol. Las tres hermanas se miraron y suspiraron casi a la vez. En medio, en la cama, estaba su madre dormitando. Habían dejado las tres trabajos, familia e hijos sólo por pasar aquellas últimas horas con Madre. La recuerdan entre ellas y entre susurros, a aquella mujer pequeñita y frágil que en su día se hizo cargo de tres hijas y un viudo, tan joven ella, soportando las miradas de compasión de los paisanos cuando la veían con las tres cominos que la seguían a todas partes, que lloró igual por los hijos vivos que por los que nacieron muertos, que les daba a escondidas pan con tocino cuando se negaban a comer potaje , que las despidió ajena y entera en la estación de Córdoba aquella calurosa mañana de agosto de 1960 .




-Hay que cantar siempre "mi'as", siempre - les decía a las hermanas mientras cogían algodón e iban llenando los capazos - Cantando se deshacen los nudos y el cuerpo puede ir más ligero "pa tó".


-Anda, madre - decía la pequeña y la más descarada - que la gente va a pensar que estamos locas, como usted. ¿De qué nudos está hablando?


- Pues de los que tenemos todo el mundo "mi'a". De los nudos del alma, de los de la garganta, los del estómago y hasta los del corazón. Cantando todo pasa más suave, como el pan negro cuando lo untas en la "pringá"... La vida es un hilo y, cada nudo que hagas, lo hace más trabajoso pa coser. Recordar esto siempre.




Reían ellas de las ocurrencias de su madre. Casi podían escucharla en esa habitación; no...la estaban escuchando. Un hilillo casi quebrado de voz, una especie de mmmmmmmm que empezaron ambas a identificar; su madre; ojos cerrados, cuerpo casi inerte y respiración suave estaba tarareando. Se miraron cómplices en la pena, y empezaron a cantar muy bajito las tres hermanas, siguiendo a su madre:




"Con el vito, vito, vito, /


Con el vito, vito, va. /


No me mires a la cara /


Que me pongo "colorá".




Ahogaron un sollozo para poder articular palabra. Respiraron hondo, llenándose de aire hasta el estómago, más templada ya la voz, riendo entre lágrimas




Con el vito vito vito, /


Con el vito vito va. /


No me "jaga" "usté" cosquillas/


Que me pongo "colorá".




Y se giraron ambas a mirarla con dulzura infinita, a esa mujer encogida, pequeña y flaca que yacía en la cama. No respiraba. Pero sonreía, libre ya de los nudos que la ataban a la tristeza de sus hijas.







ENERGÍA

Estaba rodeado de cajas cuando encontró el libro. Probablemente era de ella. Siempre le habían gustado esos temas y devoraba literalmente cualquier libro que pudiese darle otro sentido a su vida o planteársela de otra manera. En eso era tremendamente inquieta. Tan inquieta que había acabado considerándolo un lastre y como tal lo había soltado para poder subir más alto. Se sentó un rato en el sofá a darse un descanso con una cerveza helada para olvidarse un poco del caos que le rodeaba y que tenía que solucionar. Empezó a leer el libro:


 

"La energía ni se crea ni se destruye: se transforma. Este principio es básico. Digamos que energía hay una y única en el universo y que tú puedas manejarla a tu antojo es cosa de práctica. El universo gestiona esta energía y es ciego, pero no cruel. Simplemente te devolverá la energía que tú hayas gastado y en la manera que la hayas gastado"


 

Rió pensando esas palabras. No se imaginaba una factura a cuenta de un gasto de energía emitida por el universo sociedad anónima. Miró el reloj y salió disparado, cogiendo carpetas y libros. Llegaba tarde a la reunión con el jefe. Después de ese tiempo de trámite de separación no le apetecía lo más mínimo esa sesión de bronca con nombre anglosajón, pero para eso le pagaban. Pensó voy a perder el autobús y así fue. Llegó con las prisas, que siempre son malas consejeras, a la mesa de la recepcionista, resoplando, corbata a la espalda y ella le miró encima de sus gafas, divertida:

_¿Esto que es, te estás leyendo Energía de Roast MacFried?_

_Si, bueno, un libro de Marina que se traspapeló en mis cajas de exiliado, en fin….demasiada metafísica para mí creo._

_Eres un listo, desde luego. No desestimes esa teoría. Lee más. Es digamos que un ensayo sobre como si piensas positivo, todo te saldrá bien. Y no tendrás que dejar el coche en el taller para venir tarde en autobús como hoy…desastre…que eres un desastre._


 

Estaba bien argumentado lo que le había dicho Calista. Siguió leyendo ese libro y hasta consiguió acabárselo. Empezó a poner en práctica sus peticiones energéticas al universo con cosas sencillas primero tipo voy a aparcar a una manzana solo de la puerta del trabajo, mi cola del supermercado tiene que ir hoy más rápido que las dos de los lados, el camarero me traerá el cortado a su temperatura justa para no quemarme la lengua y otros órganos vitales. Eh, y la cosa funcionaba. Pensar que le iban a pasar cosas buenas hacía, efectivamente, que le pasasen cosas buenas. Sólo falló el día que pensó en que no quería de ninguna de las maneras que ese dolor de muelas que intuía apareciese con todo su esplendor…El flemón fue de antología.


 

_Calista, lo siento, tu teoría y la de la tal Roast Macfried no funciona…mira lo que me ha traído la energía del universo: un flemón..._

_¿Tú te has leído bien todo el libro? ¿Qué pediste?_

_Pues no tener dolor de muelas_

_Ahhrghhh error. No puedes decir NO al universo y su energía. No entiende de partículas lógicas. Si le hablas con una sintaxis negativa…te devolverá energía negativa. ¡Pero qué torpe!_


 

Volvió a probar. Esta vez pensó con todas sus fuerzas Quiero estar bien con mi muela. Y, efectivamente, al segundo día se reconcilió con su sistema masticador. No flemones, no molestias….esto funcionaba. Le llamó Marina para cenar algún día, por los viejos tiempos. Había llegado a sus oídos que había cambiado en bastantes cosas: que ahora era una persona positiva, hasta osada, y quería verlo con sus propios ojos. El preparó su petición al universo con todas sus fuerzas, con la sintaxis lo más correcta posible, pero aun así falló. Ella volvió por donde había venido, pero con la promesa de una cena pendiente. Y siguió entrenando. Concentrando toda su energía en las peticiones y esperando que el universo le respondiese al mismo nivel. Tenía que provocar algo con Marina y sabía cómo. Quizás no le había dado la intensidad necesaria a sus peticiones.

Pero por fin la promesa se hizo real y allí estaba, esperándola delante del restaurante. La vio acercarse al paso de cebra, realmente preciosa, y se concentró con todas sus fuerzas. Fue el único que no corrió a auxiliarla cuando la atropelló aquel autobús.

Simplemente caminó en dirección contraria.

Y sonreía.

lunes, 2 de mayo de 2011

El Segrest

L’Albert i el seu pare estaven asseguts al jardí de casa seva, eren pels volts de les sis i el vespre començava a tombar. Sense que fos apercebut per cap dels dos, un home de mitjana edat s’apropa al lloc on pare i fill conversaven.
- Sr. Gail? – va dir l’home al pare de l’Albert, qui sobresaltat es girà bruscament.
- Us he espantat, potser!
En Gail el mirava sorprès i es preguntava que feia aquell home i a aquella hora al jardí de casa seva.
En Gail, militar retirat, era un home d’uns seixanta anys, havia format part de les forces especials d’intervenció i feia poc que s’havia jubilat.
- Em dic Rowel – va dir el desconegut. Sóc el comissari de policia, afegí amb una veu clara i greu.
- En què us puc ajudar? – preguntà en Gail.
- Heu llegit el diari?
- No.
- Tingui – va dir en Rowel, tot traient-se’l de la butxaca.
En Gail va llegir la notícia, mentre el seu fill els observava. Què puc fer jo al respecte? – va preguntar.
En Rowel li va demanar d’anar a un indret on poguessin parlar de la qüestió que l’havia portat fins allà, lluny de l’atenta mirada del seu fill. Així que van entrar dins la casa i s’assegueren a unes butaques que hi havia al despatx i en Rowel el posà en els antecedents.
Ahir un home va segrestar una noia de 15 anys. L’única cosa que se sap al respecte és que la noia, desprès de sortir de l’escola, tenia un cita a la qual no hi va arribar. Hores més tard, els pares van rebre una trucada d’un home que els demanava un milió d’euros i aquí sorgeix la qüestió de perquè ella? La noia forma part d’una família treballadora, molt arrelada al poble.
- I què voleu de mi? – va comentar en Gail.
- Que ens ajudi! Vostè és un dels millors en la seva feina.
- Si, però fa temps que no m’hi dedico, a més a més, perquè ho hauria de fer? Suposo que deu haver gent ben preparada que pugui fer aquesta feina i ....
El comissari, sense deixar-lo acabar de parlar li va dir: Pel seu fill!
- Com, el meu fill és al corrent d’aquest tema?
- Si, la noia és amiga seva. En el moment que els pares van rebre la trucada, ell era a casa seva. Ha estat ell qui ha parlat amb nosaltres i ens ha dir que vostè ho podria resoldre.
En Gail es va quedar sorprès pels fets, tot rumiant que podia fer, es va acomiadar del comissari i va cridar al seu fill per demanar-li explicacions.
Asseguts a la taula de la cuina, l’Albert li va explicar al seu pare que era a casa de l’Anne, així es deia, perquè havia quedat amb ella per anar a fer un tomb i desprès d’esperar-la més d’una hora sense que ella aparegués, fet que el va sorprendre perquè sempre era molt puntual, va decidir anar a buscar-la. Mentre l’esperava, va sonar el telèfon, la mare va respondre, en un primer moment no entenia el que li deien, nerviosa va cridar al seu marit qui va rebre la notícia del segrest. Atabalats pel que acabava de succeir, van avisar a la policia que va acudir a la casa minuts més tard. El comissari i dos agents més van entrar i van començar a fer preguntes, em van interrogar i fou aleshores quan els vaig explicar qui erets i que ben segur els podries ajudar.
En Gail va fer callar al seu fill, la ràdio estava donant la notícia, i a continuació li va fer un seguit de preguntes. L’Albert no entenia res, però va intentar donar al seu pare la màxima informació. Ben entrada la nit, en Gail va trucar a en Rowel, acceptava el cas sempre i quan tingués carta blanca per actuar. En Rowel tot i no estar massa d’acord va accedir.
L’endemà, a l’escola on anava l’Anne i també l’Albert tots comentaven la notícia. L’Albert, seguint les indicacions del seu pare, només escoltava i intentava no intervenir en les converses. Observava el companys i analitzava les seves paraules en busca d’alguna pista.
Mentre en Gail, fent-se passar per un agent de policia, va anar a la redacció del diari que havia publicat la noticia, volia conèixer de primera mà com l’havien rebuda. Tots i els primers impediments que va trobar, finalment es va poder entrevistar amb el director. Desprès de conversar una llarga estona, i prendre nota de tot el que li anaven dient, el director el va reconèixer. No era un simple agent de policia, la seva fotografia havia sortit a tots els diaris i a tot els mitjans de comunicació un decenni abans, era el reposable de la detenció d’en Grahan, un dels criminals més buscats en aquella època.
Un cop acabada l’entrevista, en Gail va anar a l’escola a buscar al seu fill, esperava poder lligar caps amb les diferents fonts d’informació que tenia. L’Albert va explicar al seu pare una conversa que havien tingut dues companyes i la reacció d’una d’elles quan l’altra li va preguntar que havia fet abans d’ahir per la tarda al sortir de l’escola. Pare i fill van recórrer l’escola, havien de trobar la noia i preguntar-li que en podia saber ella. Instants desprès de trobar-la i començar la conversa, en Gail es va adonar que ella, la Helen, sabia més coses. En un primer moment la Helen es resistia a respondre les preguntes, insistia que no sabia res. En Gail continuava amb l’interrogatori, havia d’anar amb cura la seva informació podia ser la clau de la seva investigació.
Veient la negativa de la noia en col•laborar, en Gail va optar per exposar-li els fets d’una manera més crua: l’Anne estava presonera d’un desconegut. Fou en aquest moment, quan la Helen va començar a tremolar i no trigar ni tres segons a començar a plorar. En Gail la va convèncer.
- Estigues tranquil•la i diga’m que en saps – va dir en Gail.
- Jo no el conec, no sé qui és. L’altre dia, al baixar de l’autobús de l’escola se’m va acostar un home i em va dir no tingués por, que no em volia fer mal, però que si no feia el que em deia, la meva família tindria problemes mols greus.
- Continua Helen ...
- Aquell home em va dir que el que havia de fer era acompanyar a l’Anne al cotxe que hi seria ell. Que li busqués alguna excusa per a que l’acompanyés i que li digués que ell era el seu oncle.
L’endemà així ho va fer, va embadocar a l’Anne, van pujar al cotxe i a l’arribar a l’encreuament de l’entrada del poble, la Helen va baixar del cotxe amb l’excusa que havia d’anar a buscar la seva moto, mentre l’Anne va continuar amb el desconegut.
- Això és tot – va concloure la Helen.
L‘Albert i en Gail parlaven en veu alta, volien trobar sentit a aquells fets. Qui era aquell home? Perquè havia segrestat l’Anne? Perquè s’havia valgut de la Helen per atraure a l’Anne? Què pretenia? On devia estar? Entre aquetes preguntes, en Gail va demanar a la Helen que li descrivís aquell home.
- Era un home alt i robust, tenia el cabell color panotxa i vestia ....
- Ostres, panotxa! - exclamà en Gail, interrompen la descripció de la Helen. Ja sé qui és!
Aquest crit va exaltar als dos nois que no entenien la reacció d’en Gail. Van començar a fer preguntes, volien saber que passava. Tots estaven nerviosos i el que més en Gail, havia tingut una visió, la imatge d’en Grahan. En a aquell va trobar la resposta: tot era una simple venjança.


Montse Pujol

domingo, 1 de mayo de 2011

EL ANIMAL QUE VIVE EN MI

Cincuenta y siete, cincuenta y ocho, cincuenta y nueve, sesenta.

-Uf, a esta temperatura no creo que aguante viva ni media hora más. Lo que daría porque un "pobre pringao" se tragara esta maldita ostra.
Tiene gracia la cosa, hace tan sólo 24 horas pensaba que iba a poder pasar aquí una buena temporadita. ¡Si llego a saber que el capullo del Restaurante me deja a -4ºC me hubiese traído la bufanda!
Gracias a los tiritones, logro mantenerme caliente unos cuantos minutos. Por fin abren las puertas del congelador, y unas pinzas metálicas cierran de un golpe la puerta de casa.
-Ya está, me dije, ahora sólo esa cuestión de segundos.

Siento sobre mis "flagelos" las ácidas gotas de limón y un airecito muy humano.
Me quedo un rato en los labios y de seguida noto que son femeninos, jugosos, suaves y calientes. Me deslizo frenéticamente por el tracto gastrointestinal de mi víctima. Creo que es joven y está sanísima.
La sangre va entrando poco a poco en mí y noto una inyección de adrenalina que se deposita directamente en mis venas. Mi excitación es tremenda. El olor fisiológico de "mi pobre chica" es embriagador.

-¡Vaya!, ya tenemos compañía. Habíais tardado demasiado en llegar. Mi nombre es Coli,
E Coli.

El capitán de ejército blanco, alza la voz potente y segura:
- Señorita Coli, sabe que no es bienvenida a este lugar. Nuestra Señora es joven, hermosa y ama la vida. Nosotros estamos aquí para protegerla, no permitiremos que le haga daño. Así la invito a marcharse por dónde ha venido.

-¿Pero de verdad crees que cuatro gordos me vais a asustar?, ¡en peores plazas he toreado!
Llevo días sin comer, casi me muero de frío y ahora que estoy aquí no voy a abandonar. ! ¡Esta chica es mía!

-Coli, estás en minoría. Me gustaría aclararte que mi equipo lo forman 5.000.000 millones de soldados.

-Estos cabrones no van a acabar conmigo. Eh gordo, está bien. Me largo. Eso sí, dile a tu Ama que abra las compuertas.
Los intestinos todavía huelen mejor, noto una fuerza ascendente que por un momento me estira como un chicle. Me agarro con fuerza, el epitelio de la mucosa es un buen escondite.
En los días posteriores, permanecí inmóvil, alimentándome sólo con el fluido que me llegaba, manteniéndome a una temperatura óptima, no segregué toxinas. Así conseguí engañar al ejército. Mientras esperaba con paciencia, el momento para terminar con ella.

Maribel Arias

Sota les aigües

Les portes s'anaven tancant a pany i clau. Darrera seu, tota una sèrie de vides quedarien en poques hores completament ofegades. Els carrers, plens d'herba i sorra, tenien un aire fantasmagòric des de feia ja uns mesos i un silenci sepulcral envaïa tota la vall.

El progrés era això: tancar aquells vells casalots, buidar les botigues que quedaven al poble i emigrar. Una vida desconeguda esperava als habitants de Sant Miquel de la Vall en un nou barri de cartó pedra que el govern els hi havia construït 5 quilòmetres més amunt. El culpable: la barreja d'un riu, més unes fortes pendents, i la possibilitat d'instal·lar-hi una central hidroelèctrica. Era un enemic sense rostre ni personalitat, però al cap i a la fi, per bona part dels veïns, el pantà que s'anava a construir era el pitjor dels malsons que es poden haver imaginat mai.


No obstant, d'altres vilatans més pragmàtics estaven encantats. Tindrien cases noves, una escola per estrenar i estarien més a prop de la carretera; i sobretot, cobrarien una sucosa indemnització. I és que a tot arreu hi ha a qui ni li importen gaire els sentiments i només valora allò que cap a la cartera.


De fet, a Sant Miquel de la Vall havien tingut lloc greus discussions sobre aquest tema, fins a tal punt que el poble s'havia arribat a dividir en dos ànimes. El partidaris de l'embassament acusaven l'altra meitat del poble de ser uns carrinclons, nostàlgics i capquadrats. Com es pot negar el progrés? Els hi deien. De l'altra banda, els qui s'oposaven a la inundació de tota la vall, titllaven als promotors de la obra de despietats, freds i interessats. “No s'estimen el poble”, asseguraven.


Tot es va resoldre en un tens plenari de l'Ajuntament, on la sang no va arribar al riu gràcies a la intervenció dels Mossos d'Esquadra. Sant Miquel de la Vall, sotmetia a votació la seva desaparició. Curiós plantejament: decidir esborrar-se del mapa. L'alcalde, imparcial, magnànim i lacònic va anunciar el resultat. Finalment, els partidaris de la construcció del flamant embassament van ser majoria, i d'aquesta manera és com una de les dues meitats del poble va aconseguir tirar endavant el seu projecte.


És així com, alguns contents i d'altres abatuts, els habitants d'aquell municipi pirinenc van abandonar els racons que els havien vist créixer. Dos mesos mes tard, l'aigua començaria a enfangar el carrer Major i la Plaça de l'Església, preludi del que vindria després. Mica en mica, el nivell va anar pujant, silenciós però alhora devastador. El bar, la botiga de queviures, la barberia, l'estanc... Tot quedaria en qüestió de dies esborrat, i amb ells, el record d'uns llocs i uns temps que per molt que es vulgui, ja mai tornaran a ser iguals.

LO QUE SON LAS COSAS...

(Éste es el supuesto cuento sobre un tema que me apasione. Los temas que me apasionan en él son cuatro:
Veo lo que quiero ver.

Cómo el qué dirán y las modas coartan nuestra libertad
La Providencia de Dios
La devoción a la Virgen)


Esos pueblecitos que aún permanecen aislados de las grandes vías de comunicación albergan paisajes, gentes y costumbres entrañables y, sobre todo, un modo más humano de vivir. Pasaba yo el mes de agosto en Logumbres, un pequeño villorrio de montaña conectado con el pueblo vecino, Valcasas, por apenas seis quilómetros de una carreterilla de tierra apisonada que atravesaba el pequeño valle que los separaba. Un antiguo puente sobre el riachuelo, unía los dos tramos curvos apoyados en sendas laderas en las que se asentaban ambas localidades.
Mientras permanecía sentado en un banco de la plaza, bajo un árbol, rehaciéndome un poco del calor tras mi paseo por la zona, vi llegar a un joven más contento que unas pascuas:
-¡Hola, Faustino!
Al tal Faustino no lo había visto yo, pero removía el heno del corral en una casa de enfrente:
-¡Qué hay, Paquito!
-Pues muy buenas nuevas, amigo, me caso de aquí a un año, en la fiesta de la Virgen, justo como hoy.
-¿La Virgen del Carmen?
-No, palurdo, esa es en julio; la de agosto, la Asunción de María. Bueno, eso de que me caso, será si Marina me dice que sí. Mira qué anillazo le he comprado para hacerle la petición formal. Lo haré de rodillas y todo, como toda la vida.
Acto seguido inició una autopalpación consecutiva de todas las partes del cuerpo más cercanas a los bolsillos. Es esa especie de danza que todos alguna vez ejecutamos cuando no encontramos algo y que parece más bien una comprobación de que ninguna partecilla de la anatomía se nos ha salido de su lugar.
-¡Madre Santísima, asísteme! No puede ser: ¡lo he perdido! Se me debe de haber caído en algún momento del trayecto en que he sacado el pañuelo del bolsillo. Ayúdame a buscarlo, amigo. Desandemos juntos todo el camino desde mi casa.
Y, dicho y hecho; les vi desandar lentamente el camino mirando juntos hacia el suelo, por todas partes y con cara de gran preocupación.

Entretanto, llegaron a mi altura dos dulces y elegantes ancianas:
-¡Uy, mira! Qué cabizbajos andan esos. Debe de ser un cortejo fúnebre. ¡Qué lástima que haya tan poca gente! Un difunto debiera ser despedido con más afecto y respeto. Vayamos y encomendemos su alma. ¡Quién sabe si tampoco habrá siquiera funeral o alguna modernura de esas! Como la tontería de suprimir a última hora la procesión de hoy -comentó una a su compañera.
-¡Ah! ¿La han suprimido? ¿Quién?
-Ha sido cosa del alcalde.
-¿Desiderio? Pero si yo lo tenía en catequesis, ¿es que ya se ha hecho ateo?- respondió la otra.
-¡Qué va! Si él también es catequista. Pero ha dicho que eso no hace moderno y que la quita porque le han dicho que si no, le van a venir piquetes al Ayuntamiento. Éste se ha achantado y no quiere destacarse demasiado. Sin embargo es el primero que se lamenta de que este año no haya loas a la Virgen.
Ambas señoras siguieron cabizbajas a los dos amigos y, progresivamente, se les fue uniendo un gran número de paisanos que pensaban estarse añadiendo a un cortejo fúnebre para presentar sus respetos y condolencias. Hasta los niños que iban al colegio en verano para recuperar las asignaturas suspendidas, se encaramaban a la tapia del patio, con la esperanza de ver el coche con el ataúd, con esa ingenua morbosidad infantil.
Iba la larga comitiva avanzando lentamente pueblo arriba hasta llegar a la Iglesia, al lado de la cual, se ve que vivía Paquito, el dueño del anillo perdido. Por lo visto allí lo pararon para darle el pésame, y él no entendía cómo había podido correr tan pronto la voz de su pérdida y por qué se lo habían tomado todos tan a pecho y de modo tan dramático. Eso al menos, es lo que se oía comentar por quienes pasaron a mi lado en el banco de la plaza. Así como la extrañeza al no ver ningún ataúd.
-Serán cosas de ahora- era el común veredicto.

Me contaron luego que dos habitantes del pueblo vecino, Valcasas, salían en ese momento para la era y, pudieron ver, al otro lado del valle la larga hilera de vecinos de Logumbres que avanzaba con parsimonia hacia la Iglesia.
-¡Si será sinvergüenza ese Desiderio!- dijo el alcalde de Logumbres cuando se lo comunicaron, más pronto que tarde - tanto fingir que no harían procesión y ahí la tienes. ¡Y nosotros que lo hemos recogido todo a última hora para no quedar como retrógrados…! Diles a todos que vuelvan a prepararlo todo rápido y los quiero con los mejores trajes y vestidos en la puerta de la iglesia dentro de media hora, ¡ni un minuto más!
Suerte que aún no habían acabado de recoger nada ni se habían podido cambiar de ropa. Así, cuando todavía no había acabado el pregonero de difundir por las calles la nueva orden del señor alcalde a toque de corneta, ya estaban todos endomingados y con la Virgen en la puerta de la iglesia.
El coro de niños repeinados seguía a los ciriales que anunciaban el paso solemne de la imagen de María Asunta. Luego el Párroco y los acólitos, la banda de música, y todos los vecinos, de dos en dos, cirio en mano y cantando a todo pulmón.

Aún sentado en mi banco adoptivo, pude distinguir claramente la procesión discurrir por las calles de Valcasas. El tenue eco de los cantos llegaba a veces, sólo cuando el viento venía de cara.
Fue aquello el detonante de una frenética agitación en Logumbres. Algo así como cuando metes un palito en un hormiguero. Y, aunque parezca mentira, al cabo de media hora, ya tenían ellos su procesión desfilando por las calles. Se ve que también se había suspendido en el último minuto por dimes y diretes similares a los de Valcasas.
-Me gusta mucho todo esto- comentaba uno- lo encuentro precioso y entrañable aunque yo no creo o, más bien ni me lo he planteado. Las tradiciones culturales no debieran perderse, ¿no crees papá?
-Yo sí que soy muy devoto de la Virgen; ella me ha cuidado y consolado desde que mi madre me encomendó a su custodia en el lecho de muerte. ¡No sabes cuántas cosas tengo que agradecerle! Me alegro de que, por fin haya prevalecido el sentido común…
-¡Quién pudiera experimentar algo así!- respondió el padre.
-Todos podemos, basta con pedírselo.
No había acabado de hablar aún el padre cuando se oye un grito de alegría:
-¡Lo acabo de pisar, Faustino! ¡Suerte que iba descalzo por una promesa que hice el año pasado! ¡Ay, gracias, Madrecita!
Pilar V. Padial


LA VIDA DE FRANCISCO JAVIER

(Uno de los cuentos que teníamos que escribir en clase)

Francisco Javier Pereda era un joven universitario muy inteligente, que por su buen expediente académico en la universidad le habían propuesto varias becas de formación en medicina como neurólogo en el extranjero. Aquel era su sueño. Su familia la componían siete hermanos menores que él y su madre, que padecía una rara enfermedad que los médicos no habían podido diagnosticar.

Pero parecía que la madre había mejorado en las últimas semanas. Estaba segura de que Dios la había curado para que así su hijo pudiera viajar al extranjero a finalizar sus estudios, y ser un gran médico. Un mañana, cuando la madre se encontraba en la cama aún medio dormida, Francisco Javier entró en la habitación para preguntarle cómo se encontraba. Ella se sinceró con su hijo y le explicó que lo que más feliz le haría sería que su hijo pudiera aceptar la beca, y que Dios le había dado fuerzas. Ya se encontraba mejor y ya podía estar al cuidado de sus otros hijos. Por fin Francisco Javier podría hacer realidad su sueño.

Y así fue. El joven viajó hasta Francia, donde acabó la carrera de Medicina y se especializó en neurología. Durante el tiempo que estuvo como residente conoció a una chica, Emilie, una residente obstetra. Se conocieron durante una convención en el hospital en el que ambos trabajaban. Les encandiló la conferencia, después de ésta se quedaron charlando durante horas. Y al día siguiente más. Y a la siguiente semana más. Se enamoraron perdidamente el uno del otro.

Al cabo de unos años finalizaron la residencia. Durante ese tiempo, Francisco Javier había mantenido contacto telefónico con su familia. Su madre se encontraba en perfectas condiciones, su extraña enfermedad había desaparecido. Sus hermanos habían crecido y ya podían cuidar de sí mismos. Pasado ese tiempo, Francisco Javier deseaba volver a su país y visitar a su familia, pero Emilie no podía acompañarle, tenía que trabajar.

Francisco Javier viajó hasta Lima. De nuevo se encontraba allí, en la habitación de su madre por la mañana. Ella tumbada en la cama. Él de pie mirándola, observando sus últimos momentos de vida. Se acercó sigilosamente a ella, le cogió de la mano, se arrodilló a su lado, y comenzó a llorar. Comenzó a llorar al darse cuenta de que ya no podría ir a estudiar al extranjero, que ya nunca conocería a Emilie, porque tendría que quedarse cuidando de sus siete hermanos pequeños. Comenzó a llorar porque había fallecido su madre, y con ella, todos sus sueños y esperanzas.

LAS ROBINSONAS URBANAS


(éste es mi intento de cuento de tres personajes)

Sólo el dulce sonido de tercera descendente de casi todos los timbres corrientes y nació el alborozo tras la puerta del piso. Hasta que se abrió y aparecieron, una sobre otra, dos sonrisas, una dibujada en una cara de joven mujer morena y bien parecida y la otra en un rostro infantil, de niña de cinco años, enmarcado por dos coletas despeinadas.
-¡Hola, tía Marta, por fin has llegado! ¡Qué guay!
-¡Hola, hermana!, ¿te ha costado encontrar la calle? ¡Qué alegría verte!
-¡Bienvenidas, mis chicas preciosas! Os he encontrado enseguida; ¡no olvides que yo vivo aquí hace muchos años! ¿Qué tal la mudanza?
La niña no dejó que su tía terminara la frase y, como un huracán con pecas y tierna voz chillona, la arrastró tía a lo largo de toda la casa, precediendo la entrada a cada habitación por un emocionado: “mira, ¿te gusta?”. La ráfaga terminó en una habitación llena de peluches y un solemne: “éste es mi cuarto”.
-No saltes en la cama bonita. Oye, hermana, ¡Cuánto me alegro de que os hayáis venido a vivir aquí definitivamente! ¡Qué vistas más bonitas tenéis!
-Sí, y desde el terrado se ve todo mucho mejor. Te agradezco que te quedes a pasar en casa este fin de semana mientras Miguel acaba de recoger todo en nuestra antigua casa y cierra la venta. Deja aquí la maleta y vamos al terrado; ¡ya verás qué maravilla!
Y, cuando el pueril huracán amenazaba con activarse de nuevo, su madre se adelantó:
-Voy yo delante peque, que tengo la llave; fíjate, aún no la he podido ni meter en el llavero.
Cuando hubieron llegado al terrado, los tres rostros se iluminaron; en verdad las vistas eran maravillosas y la madre de la niña enumeraba a su hermana todo su alcance, en una ciudad que para ésta era de sobras conocida.
-Es una zona estupenda. El único inconveniente es que, en los puentes y vacaciones, se queda muy solitaria, pero creo que cuando se vendan y habiten todos los pisos de los alrededores, eso se acabará. Creo que ahora mismo, a lo largo de este puente, somos las únicas personas que quedamos en la escalera.
Y entre risas y exclamaciones estaban cuando se oyó un fuerte golpe seco.
-¡Anda, se ha cerrado la puerta! Se me había olvidado decirte que hay que fijarla a la pared con una balda porque la corriente la cierra. Sacaste la llave de la cerradura, ¿no?
-Pues…va a ser que no. No se me ocurrió que la puerta se pudiera cerrar, lo siento.
-¡Vaya!, ahora nos hemos quedado encerradas aquí fuera. No es el primer vecino al que le pasa. Ya hemos sacado a alguno que se puso a gritar por los ojos de patio, pero hoy no hay nadie…
-¡Bah!, Tu súper hermanita tiene soluciones para todo. Como aún llevo colgado el bolso, saco el móvil y…¡fin del problema! ¿Qué prefieres policía local o mossos?
Decía esto mientras, tras rebuscar en su bolso, presionaba la tecla de encendido del teléfono a lo que siguió un alegre arpegio ascendente de puesta en marcha y, acto seguido, uno, apagado y descendente de “batería baja-apagado automático”
-Bueno- dijo a sus preocupadas familiares- llevo el cargador, no pasa nada. ¿Dónde lo enchufamos?
Recorrieron todo el terrado minuciosamente en busca de algún enchufe que les abriera la puerta liberadora del improvisado encierro, pero el único que había, estaba dentro de la sala de máquina del ascensor tras una verja de barrotes de hierro.
-Pues, pasemos al plan B.
Y comenzaron a gritar y gritar hasta quedar exhaustas y a hacer gestos con los brazos en alto, alternativamente abiertos y cerrados a los coches que discurrían por la carretera, un poco alejada. Quienes las llegaban a ver, les devolvían lo que creían era un saludo improvisado, con una sonrisa.
-No nos va a oír nadie, la “civilización” está demasiado lejos. Debemos pasar al plan C: pasaremos la noche aquí dado que el sol ya está decayendo.
-¡Qué fastidio!
-Tomémoslo como una “noche de pijamas”, chicas.
Comenzaron a hacer acopio de toda la ropa tendida en los cordeles así como de los plásticos que la cubrían, para hacerse una especie de tienda esquimal que las resguardara del frío de la noche. Hicieron el tejado con los plásticos en los que marcaron canalillos para recoger el agua.
-No me acuerdo de cómo se hacen vasos de papel, ¿y vosotras?
-Yo sí- respondió la madre de la pequeña- no hay como tener críos para tener frescas estas habilidades.
Hicieron unos cuantos vasitos para recoger el agua del rocío, con las hojas de un bloc que llevaba Marta en el bolso, y los sujetaron con pinzas en las desembocaduras de los canalillos. Después recogieron todas las pinzas de madera que encontraron y un par de tablones que había por allí, e hicieron una pequeña fogata. De nuevo el bolso de tía Marta y el encendedor que en él había, les habían sacado del apuro.
-Tengo que dejar de fumar un día de estos, pero hoy casi me alegro de no haberlo hecho. También llevo unas galletas de chocolate que te traía a ti, sobrinita.
Y entre cuentos, risas e historias de la vida cotidiana, dieron cuenta de todas las galletas entre las tres y pasaron una velada muy agradable. Casi habían olvidado lo apurado de su situación.
-¿Quién nos iba a decir que todo ese tiempo empleado en ver en televisión el “último superviviente” nos iba a ser tan útil?
Rieron con ganas y el sueño las fue venciendo. Las postreras palabras inteligibles salieron de la boca de la niña:
-¿Qué es el último superviviente?

Al amanecer, un rayo de sol acarició los rostros de las dos mujeres que dormían plácidamente arrebujadas entre las ropas de los vecinos.
-¿Dónde está la niña?
Echaron un vistazo rápido por todo el terrado y no había ni rastro de ella y la idea de lo peor asaltó la mente de su madre, que temía mirar hacia la calle por si allí estaba su niñita. Pero no, en cuanto recorrieron todo el terreno para buscarla, la encontraron dentro de la sala de máquina del ascensor.
-¡Menos mal que no hay ningún vecino y el ascensor no se ha movido! ¿Cómo se te ha ocurrido meterte ahí, niña?¿Cómo has cabido? ¿Estás bien?
Tras comprobar que la niña no sufría daño alguno y comentar el sabido dicho popular de que los niños caben por cualquier sitio por donde les cabe la cabeza, las hermanas se calmaron y, al mirarse mutuamente, una sonrisa iluminó sus caras. Si hubieran sido dibujos animados les habrían salido bombillitas iluminadas por encima de la cabeza.
-Corazón, ya sé que mamá te ha dicho muchas veces que no toques los enchufes, pero ésta es una ocasión especial, diferente. Lo entiendes ¿no?
Habiendo la niña sacudido la cabeza afirmativamente, las jóvenes se abalanzaron sobre el bolso para darle el cargador del móvil a la improvisada escapista.
-¿Qué prefieres, policía local o mossos?
Pilar V.Padial

sábado, 30 de abril de 2011

QUEDA LEJOS LA CRUZADA

La joven lloraba a mares… pero, si había luchado tan heroicamente por ella, ¿Por qué se iba a la guerra?
El  paje la miraba de reojo y seguía vistiendo a su señor. Se alegraba mucho de no ser  escudero y tener que seguirle  por esos mundos y menos ir a una Cruzada. Le gusta su  plácida vida en el castillo.
Nuestro paje es poeta y goza del favor de las damas.
El guerrero sigue impasible, mientras le van colocando las pesadas piezas de su bella armadura.
Le acercan el casco, bruñido y con su rojo penacho. En ese momento levanta la mano, ordenando al paje que espere.
Se dirige a la joven, que sigue haciendo pucheros.

-Señora mía, mi destino y deber de caballero me aleja en este  momento de Vos.¡Rezad y sed fiel a vuestros votos!-

La joven gimotea  bajando  la cabeza, al levantarla se topa con la mirada del paje y se seca las lágrimas.  ¡Realmente queda  muy lejos la cruzada!


EN CASA DE LA ABUELITA

La joven empujó la puerta y entró.

En la habitación, al lado de la chimenea estaba la anciana, que la escrutó con la mirada. -Algo ha cambiado- pensó y arrugó la nariz

-¡Hola, abuela!-

-¡Hola, Caperu….¡- Pero la joven la interrumpió- ¡ Ahora me llamo señora de Feroz!-

La abuelita puso los ojos en blanco y cayó al suelo como un pesado saco de piedras.

La joven se quitó la caperuza roja y la arrojó al fuego que ardía en la chimenea

En el bosque resonó un grito de alegría. -¡Libreeeee¡-

Y, de un salto  alcanzó  la puerta donde  la esperaba su amor.


sábado, 16 de abril de 2011

"RIPOLLET" ASSOCIACIÒ DE FIBROMIÀLGIA, SÍNDROME DE FATIGA CRÒNICA I SENSIBILITAT QUÍMICA MÚLTIPLE...


...os invita a las interesantes conferencias-coloquio,que efectuará Susi Grau Cardús, con ocasión de la celebración del día de la FM, SFC y SQM, 12 de mayo:

Los días son: 03,12,17 y 24 de Mayo a las 18:00 horas en el Centro cultural.


PRIMERA CONFERENCIA

INTELIGENCIA EMOCIONAL. EL PENSAMIENTO POSITIVO
Cómo la actitud basada en el pensamiento positivo, facilita la resolución de cualquiera de los problemas con los que la vida nos enfrenta.


SEGUNDA CONFERENCIA

INTELIGENCIA EMOCIONAL: LA DROGA DE LA FELICIDAD
Las endorfinas que segrega el propio cuerpo, ayudan a disfrutar de la sensación de alegría, y podemos provocar voluntariamente que actúen.


TERCERA CONFERENCIA

INTELIGENCIA EMOCIONAL: PASOS PEQUEÑOS PARA DISTANCIAS GRANDES
Una meta es imprescindible para seguir adelante, en cualquier área o situación de vida. Pero hemos de saber cómo hacerla realizable. La solución está en dar pasos pequeños con dirección y propósito.


CUARTA CONFERENCIA

INTELIGENCIA EMOCIONAL: EL AMOR ES LO ÚNICO MÁS FUERTE QUE LA TENTACIÓN
Cuando conseguimos amarnos lo suficiente, somos capaces de alcanzar cualquier meta que nos propongamos.

La asistencia es gratuita y abierta para todos. ¡Te esperamos!

(Para cualquier duda puedes llamar al teléfono de la asociación o contactar por e-mail)

domingo, 10 de abril de 2011

Fotos 1r Taller de Escritura

Bueno, sí, han pasado muchos meses. Susi casi me capa, propuse una votación para ver si os parecía bien colgar las fotos, pero la gente no contestó... ejem... bueno, al fin me animo, empujado por Pilar, a colgarlas. No son muchas y algunas se ven mal. Si no queréis que se publiquen aquí, o no queréis que cuelgue la foto donde salís, decidlo o borradlo por vuestra cuenta.

Al final de todo he subido el vídeo que grabé con el móvil. No es muy buena la calidad, pero algo es algo.

¡Nos vemos el viernes!
























martes, 5 de abril de 2011

LOS HIJOS DE LOS HOMBRES

Vi el otro día esta película "Los hijos de los Hombres" y me encantó. ¿Os acordáis del ejercicio que propuse en el Taller? Aquel donde las mujeres habían desaparecido de la faz de la tierra... Pues en este film, los que ya no aparecen son los hijos. Ninguna mujer se queda embarazada ya. Es interesante como trata el tema. Hay una escena, muy poco usual en las películas, pero que en este caso es absolutamente apropiada. Si no lo has visto antes, impacta.
Os propongo verla y comentarla ¿os parece?
Saludos!!!!

ABRIL, MES DE LOS LIBROS

Aquí, en Cataluña, la Feria del Libro la celebramos el día de Sant Jordi, dia de la amistad y del amor. Siempre me ha parecido bellísimo regalar un libro y una rosa. Para los amigos, los de verdad. Para los amores, los de verdad (y no tanto). Para uno mismo, qué bonito regalarse un buen libro. Casi siempre hace sol y buen tiempo. Es encantador pasear por las Ramblas y ver el bullicio inquieto de todo el mundo: mirando libros, buscando, encontrando, ofreciendo, sonriendo. Luego, las firmas de los autores. He coincidido con algunos, recuerdo vivamente a Rosa Montero, chiquitita, intensa, tímida. Cuando me tomé en serio ser escritora, recuerdo que paseaba en ese 23 de abril, y me dije: "pronto estaré yo también aquí firmando libros", y sonreí mucho, casi me reí. De alegría. Los que amamos los libros, sentimos con emoción esta fiesta. Siginifica muchas cosas. Sueños hechos realidad, historias contadas, trabajo, esfuerzo, realización, alegría, horas sin dormir, ojos cansados... Los e-book me gustan. Acercan la lectura, gratis (como las bibliotecas), pero no creo que derriben para siempre el papel, para eso faltan aún varios siglos. Entonces, tal vez sea todo tan distinto que dará igual. Me encantan los libros, los escritores, los lectores.
Voy a celebrar este Sant Jordi de un modo especial, ya os lo cuento...


martes, 22 de marzo de 2011

SEGUNDO TALLER DE ESCRITURA CREATIVA

Está abierta la matrícula para el segundo Taller de Escritura Creativa.
Se impartirá del 8 de abril al 6 de mayo, los viernes a las 19 horas (excepto el viernes de Semana Santa)
Versará sobre las Técnicas Narrativas de construcción de cuentos y novelas.
Si te gusta escribir, puedes apuntarte...


GUANYADORS DEL PRIMER CONCURS MICRORELAT LA BOBILA

Són dues les persones que l'han guanyat, mire-ho aquí

També hi ha un video aquí

RELATO DEL GANADOR DEL CONCURSO ARTGERUST

RELATO GANADOR DEL CONCURSO ARTGERUST MICRO RELATOS DE CIENCIA FICCION

Esteban Ramírez

Añadido por malego el 13-03-2011
La nueva medicina nos permite vivir sin la muerte.
Un grupúsculo reivindica la Muerte como posibilidad de Vida. Clandestinos, la Autoridad los persigue con saña. No se entiende, ni legal ni socialmente, que alguien quiera morir.
Se es evidentemente feliz sin la necesidad de morir. La Ciencia ha conseguido que las familias tengan decenas de generaciones conviviendo en el tiempo.

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Yo, Esteban Ramírez, líder del Movimiento Pro-Muerte, declaro constitucional el hecho mismo de la Muerte.

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Tras años de una inmortalidad irreflexiva, la propia comunidad científica no vio necesidad de seguir haciendo el trabajo de vacunación masiva contra la contingencia física. El hombre que ignora la muerte es un animal. Lo terrible es saberse inmortal. Ramírez dictó la nueva Constitución. Los futuros humanos nacerían y morirían dando, así, sentido a su proyecto vital. Los Inmortales serían abandonados en parajes desérticos sin más que la terrible evidencia de que una vida que lo abarca todo no es nada.

Podéis visitar ARTGERUST