Os propongo el siguiente ejercicio:
En un momento apropiado, vendaos los ojos de forma que no veáis nada (de verdad) y haced las cosas que hacéis normalmente en casa.
¿De qué manera cambia vuestra perspectiva de vuestra casa, sin el apoyo de la vista?
¿Cómo y cuánto os limita?
¿De que modo los otros sentidos se agudizan?
¿Qué sensaciones y emociones os genera?
Este cambio en la perspectiva que tenemos de las cosas, provoca que se abran muchos interrogantes, y entre ellos ¿alguno para escribir un relato?
Si queréis, comentad la experiencia en este Blog.
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